Haití o la tragedia anunciada
Los ejércitos no están para distribuir ayuda humanitaria. El utilizar el ejército para todo, es una concepción anglosajona impuesta al mundo.
En Haití, faltan médicos, bomberos, expertos en protección civil, conductores de excavadoras profesionales, ingenieros, aparejadores… pero no soldados de Infantería de Marina que además, no hablan ni francés, ni español. Tal vez ayuda temporal de policías o policías locales, más habituados a actuar ante desgracias y no con carácter represor, en todo caso disuasor y sobre todo activo en tareas de auxilio, pero insisto de forma temporal.
Haití, lo que necesita es que se le condone la deuda externa y que se respete su soberanía.
Su actual presidente Preval, es fruto de un golpe de Estado contra su legitimo Presidente Aristid y su partido Lavallas. Derrocado, este último, por bandas mafiosas con apoyo de los USA, esas mismas bandas mafiosas que ahora aterrorizan a gentes hambrientas y desesperadas.
La reconstrucción de Haití, solo debe ser protagonizada por los propios haitianos, que no necesitan caridad sino justicia.
Los Estados Unidos están en una operación de imagen y de gendarmería mundial, que no les corresponde.
El problema más grave de todo esto es que muchos capitalistas tienen ya expectativas de negocio con la reconstrucción y los bancos españoles ya se están lucrando de la solidaridad de las y los ciudadanos españoles.
Pobre Haití, tan lejos de dios y tan cerca de los Estados Unidos.
miércoles, 20 de enero de 2010
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