La izquierda y socialdemocracia. Respuesta a un amigo
No pretendo entrar más que en un interesante debate acerca de un artículo de Sami Nair, publicado en El País, al que critique por el correo de ATTAC.
Mi amigo y admirado Juan Torres ha tenido la amabilidad de citarme en un excelente artículo colgado en su blog personal. No deseo entrar pues en discusión, solo continuar este debate acerca de la socialdemocracia y su papel hoy.
Para comenzar, reseñar que la socialdemocracia es un fenómeno preferentemente europeo. Es cierto que hay partidos con este nombre por todos los continentes, pero con la excepción de Australia y Nueva Zelanda, aunque en otros puntos haya quienes practican esta política o gobiernos que sin declararse socialdemócratas ejercen de tales, no son la generalidad ni son extrapolables.
La socialdemocracia ha hecho serios intentos por transplantarse a América Latina, ahora bien, si Carlos Andrés Pérez o Carlos Menem, así como sus grupos políticos son asimilables a esta, ya está todo dicho. Tan solo en Chile actual hay un ejemplo cercano, si bien el Partido Socialista Chileno de Salvador Allende, no perteneció nunca a la segunda Internacional y se declaraba marxista. Actualmente el socialismo chileno, fusionado con el moderado Partido Radical, es otra cosa.
En América Latina, los partidos transformadores se reclaman socialistas, pero no socialdemócratas y de hecho los socialdemócratas europeos, los observan con más recelos incluso que ha presidentes autoritarios y con raíces criminales o alianzas con el narcotráfico, casos Colombia o Perú.
En Europa, es pues donde podemos analizar el papel de la socialdemocracia y sus variantes. En primer lugar su retroceso electoral es palpable y su suicidio voluntario como en Italia, paradigmático. Sus retrocesos electorales, excepto en el caso de España y Grecia por ahora así como su política de alianzas, para obtener o conservar el poder, son muy erráticas aunque las busquen con preferencia en las derechas civilizadas nacionalistas en estos lares. Mientras los que están en la oposición en otros lugares europeos las buscan a su izquierda o entre los verdes.
O también en grades coaliciones con las derechas liberales y/o democristianas, casos alemán o belga, en el poder en este caso.
Nadie puede negar los grandes avances que las socialdemocracias lograron en Europa en los 50,60 y principios de los 70, del siglo pasado. Pero tampoco estos hubieran sido posibles sin los potentes y pujantes sindicatos de la época, incluidos los de simpatía comunista como la CGT y la CGIL así como por las poderosas organizaciones obreras nórdicas, estas si socialdemócratas, si bien en esos momentos, fuera del Mercado Común europeo.
Personajes como Willy Brand, Olof Palme o Harold Wilson, no tiene ya nada que ver con los dirigentes actuales laboristas europeos.
Pero la primera premisa es que en aquella época las clases populares y trabajadoras se movilizaron y fueron movilizadas por partidos y sindicatos con la ayuda del eurocomunismo. Ahora la socialdemocracia, tiene miedo de movilizar.
Los laboristas británicos obtuvieron en los años setenta una victoria electoral, tras una victoriosa huelga minera, en una época en que la mítica Federación de Transportes, era una de las espinas dorsales del Labour. Esto a Toni Blair le hubiera producido terror, de hecho no derogó la legislación antisindical de la Tacher.
Pero veamos muy brevemente el panorama actual de la izquierda europea: Los socialdemócratas solo gobiernan en tres estados de la zona euro de Europa y lo hacen para aplicar políticas de la UE que es mayoritariamente conservadora luego gobernada por las derechas y los dictados del FMI-“Mercados”. El capitalismo tras su crisis financiera del 2008, se ha reorganizado y ahora en plena ofensiva, la socialdemocracia no solo no le planta cara, sino que reconoce de facto su fracaso, cumpliendo sus órdenes.
Hay otras izquierdas, si. Algunas sectarias y miopes, cierto. Otras muy a gusto en práticas grupusculares, también, aunque no siempre. Pero sería un error no ver que hay otras formulas no partidarias y de base que agrupan y recogen a personas criticas, gentes de izquierdas y bases socialdemócratas, fieles a sus principios o no dispuestas a permanecer desmovilizadas ante la ofensiva del capitalismo especulador y su ideología neoliberal.
En Alemania, Die Linke con una 12% de votos a nivel federal está en continuo crecimiento desde su fundación y posee sólidas bases de anclaje, no solo en el Este, además ha logrado en gran parte lo que Juan Torres, defiende, una fuerza de izquierdas que se enfrente a la derecha democristiana y liberal, pero también a la que opera desde el interior del SPD y se ha convertido en una opción muy influyente, pues se gobierna observando sus reacciones, tanto en landers como en el Gobierno Federal. Al tiempo da un mensaje creíble en una línea claramente socialista democrática y anti neoliberal.
En Francia los verdes de Cohn Bendit y José Bové son una opción de poder junto con el Front de la Gauche, imprescindible para los socialistas en diversas coaliciones, tal y como se ha demostrado en las dos últimas elecciones.
En Grecia los sindicatos de clase y los partidos comunistas, pues hay dos, uno más eurocomunista y otro más clásico, están sosteniendo un duro pulso y no se arredran. No es un fracaso sostener un enfrentamiento tan duro, solos, frente a la Unión Europea. Al menos en Grecia hay resistencia, no hay resignación.
¿Pero que es lo que puede aglutinar a todas las izquierdas? Juan Torres, lo señala amplias alianzas por la Justicia Fiscal y por la democracia. Pues bien ATTAC y otras plataformas similares pueden ser ese cemento imprescindible para empoderar, para hacer ciudadanía critica.
El discurso ATTAC, está muy prestigiado y es muy coherente, asumible y realizable aquí y ahora. En ATTAC hay personas de todo el amplio espectro de la izquierda y por tanto se demuestra que es posible convivir, elaborar y denunciar las prácticas neoliberales. Por otra parte el Consejo Científico con más de cincuenta intelectuales colaborando, demuestra la voluntad de muchas y muchos de ellos, de no callar y reivindicar, pero también de contribuir a elaborar alternativas.
Pero no solo ATTAC, hay otras plataformas y se trata de buscar espacios de encuentro y “Activos Contra la Crisis”, es uno de los más consolidados.
El papel de los sindicatos, ciertamente muy cuestionado y en el caso de los mayoritarios con razón, es en estos momentos clave para frenar la ofensiva neoliberal. Pero para que la huelga del 29 de Septiembre sea el éxito que las clases populares y trabajadoras necesitan, debe ser una huelga ciudadana contra la dictadura de los mercados y contra la banca. Los autónomos y Pymes se deben implicar también en ella. La Banca Pública elemento imprescindible para acabar con la crisis, será otra reivindicación, de cara a estos sectores muy castigados y sin un referente ideológico concreto.
En suma las bases socialdemócratas deben pensar donde está su lugar y saber que sin movilización ciudadana y sin unas clases populares y trabajadoras en pie y en movimiento, no solo nada se conseguirá, sino que los poderosos lograran sus objetivos de liquidar el estado del bienestar y acabar con las competencias y obligaciones estatales privatizándolas es decir haciéndolas negocio y no servicio.
La izquierda existe y se está conformando de todas formas. Numerosas redes sociales, sindicatos, partidos, agrupaciones en búsqueda de otro mundo y otra Europa, están actuando a pesar de ser invisibilizadas y silenciadas, fichadas y ninguneadas, pero la izquierda existe y está, el problema lo tienen las direcciones socialdemócratas. Pero claro, ya no podemos seguir esperando. La que se le biene encima a las clases populares a la ciudadanía común, es tan grabe que no podemos seguir esperando. Por eso amigo Sami Nair el 29 de Septiembre hay convocada una movilización europea y en el Estado Español, una huelga general.
Carlos Martinez
ATTAC España
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1 comentario:
Felicidades primero por vuestra labor en ATTAC.
En mi opinión la dificultad de canalizar en Europa las distintas iniciativas de izquierda surge, en parte, por una pérdida de la noción de solidaridad entre los distintos sectores de las clases populares. Mi impresión es que las décadas de auge neoliberal han favorecido está pérdida. A los trabajadores del primer mundo (y a los partidos que, al menos teóricamente los representan) no les (nos) ha importado demasiado que el bajo precio que pagamos por la mayoría de los productos que consumimos sea posible gracias a que existen trabajadores explotados al otro lado del mundo, o a un modelo económico basado en la depredación de recursos. Nos hemos acomodado en nuestro relativo bienestar sin valorar de dónde procedía.
Quizás hayamos perdido la capacidad de pensar en grande. Y ahora que nos toca padecer nos vemos sin esa herramienta de cohesión que es la solidaridad de clase.
Un saludo
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