lunes, 11 de octubre de 2010

Tras el 29 S Qué podemos hacer

Hay varios artículos muy interesantes, uno de Albert Recio en la web de ATTAC España, otro de Juan Torres en la misma. Armando Fernández Steinko y Manuel Monereo han publicado otro en “Socialismo21” y “Rebelión.org”, al igual que en “Sin Permiso” Gustavo Búster y otros autores, así como unos análisis de Vicenç Navarro, lúcidos como siempre. Yo llego tras estas y otras lecturas, así como tras varias reflexiones a la siguiente conclusión:
Es imprescindible la articulación de una alternativa sociopolítica, que refuerce el papel de los sindicatos, les ayude a ser más eficaces y participativos y a seguir movilizando en defensa de las clases trabajadoras y al tiempo que agrupe a la izquierda antineoliberal, de forma inclusiva y sin dogmatismos y que sea capaz de enfrentarse al golpe de estado de los mercados financieros.

Los Sindicatos son hoy las organizaciones más fuertes de la Izquierda y con mayor implantación estatal. Son el objetivo numero uno de la patronal, la derecha y además les estorban a la facción más derechista del socioliberalismo.

Los Movimientos Sociales que de verdad existen y además han convocado y apoyado la huelga general, tienen la obligación moral de seguir apoyando tanto a los sindicatos de clase como a las alternativas por la reorganización de opciones populares de izquierdas para reconstruir un dique político que nos defienda ante la agresión laboral, las rebajas salariales, el paro y sus consecuencias, los intentos de privatización de las pensiones y la sequía crediticia en contra de familias, pymes y autónomos, pero en favor de la banca.
Un dique en el que al chocar la ola neoliberal, la rebote y sea capaz de generar la marea ciudadana alternativa, por los servicios públicos, la derogación de la contra reforma laboral, la justicia climática y fiscal y la banca pública.

Es decir ha llegado la hora de la política. Hay que hacer política.
No podemos seguir pagando las y los ciudadanos, la crisis de los mercados financieros, las pérdidas de los bancos en el casino económico, lo que los ricos no pagan en impuestos y asumir como publica una deuda mayoritariamente privada.
La acción política que necesitamos aquí y ahora no es verde, ni morada, es transversal y antineoliberal. Las opciones neo-pequeño burguesas, no pueden ni deben distraernos.

Queremos la justicia climática y la defensa de la madre tierra, como queremos la derogación inmediata de las SICAV, la aplicación de impuestos progresivos y justos, así como tasas a los movimientos especulativos de capital y a bancos. Derecho a una vida digna y defender e incrementar, reconquistar lo público, los espacios sociales, económicos y energéticos públicos, sin los cuales no hay salvaguarda a la dignidad colectiva y todo se convierte en negocio. Queremos plantarle cara a los mercados.

Queremos una democracia, en la que todas y todos seamos iguales y no como ahora en la que unas oligarquías económicas y políticas nos dominan, en alianza. Una democracia en la que Botín o los Borbones no tengan más derechos y poder que el resto de los ciudadanos y ciudadanas.

Queremos una democracia que no siga atada y bien atada por los omnipresentes y plenipotenciarios restos del Franquismo, en la judicatura, la banca, el ladrillo, los rentistas o la derecha política. Democracia con súbditos y de clientes, pero sin ciudadanas y ciudadanos libres e iguales. Busquemos la República de los y las iguales.

Queremos una izquierda fiable y amiga, amable y alegre, pero reivindicativa y si hemos de pasar momentos difíciles que sea por conseguir una sociedad, un mundo mejor y no por pagar con nuestro sudor y nuestro paro a los Bancos. Una izquierda que no claudique y haga politicas de derechas. Una izquierda que no busque las coaliciones con las derechas, ceda ante el PP o siente solo a su mesa a banqueros y especuladores de capitales.
La Izquierda que necesitamos y queremos solo puede coaligarse con movimientos y sindicatos, con cooperativas, autónomos y pymes emprendedoras. Con gentes sencillas y trabajadoras, con paradas y parados sin esperanza, con jóvenes precarios y precarias. Con quienes no tienen más capital que sus manos, su cerebro o su capacidad de generar trabajo.
Me permito hablar en plural porqué se que muchas y muchos pensamos así, aunque no sepamos o nos dé miedo expresarlo.
Porque estamos hartas y hartos de tanta injusticia y de tener cada vez más dificultades para llegar a fin de mes, mientras los ricos son cada vez más ricos.

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